Minerva tonta

El colmillo de la esfinge.

POR José Covo

Agosto 25 2022
Minerva tonta

 

Qué bonito eso de entender las cosas... ¡El conocimiento! Que, al final de cuentas, no soluciona nada... porque la vida no es un problema... Así que no tiene solución. Sin embargo, ahí vamos... resolviendo lo que no pide ser resuelto... ¡Que no quiere! No se deja resolver... Hablamos idiomas diferentes, los humanos y El Mundo... Intraducibles el uno al otro... Pero... ¡Eso no nos importa! ¡Nosotros entendemos! ¡Qué bonito...! Y qué tranquilidad saber que entendemos... Lo que es la vida, lo que son las cosas... ¡Nada se nos escapa! Qué bueno, de verdad, que sepamos tanto... Aunque nunca podamos saber nada realmente importante... nada fundamental.

            Pero... los que hemos delirado... Delirios gruesos, de años... con un poco de alucinación, que es como el condimento del delirio... para disfrutarlo bien... Porque la verdad es que estar loco es bien entretenido... Los que hemos delirado sabemos perfectamente que se puede estar seguro de algo, de manera absoluta, e incluso un poco más fuerte que absoluta... Como los años que viví convencido de que todo el mundo alrededor me leía los pensamientos... Estaban enterados de todo lo que yo hacía o sentía... Incluso sabían más sobre mí mismo que yo... Y me decían cosas, comentaban sobre mi estatus existencial... “Él cree que nadie lo puede tocar”, querían decir que me creía demasiado grande... “El diablo es puerco”, conocían mis fantasías violentas... ¡De vengarme! ¡De todos! ¡De la humanidad! ¡Del concepto mismo de lo humano! ¡Qué mal! ¡Tener que ser esto! Esto que llamamos “gente”, o “alma”, o lo que sea... ¡No quería! Y lo peor es que todos sabían que yo estaba de pelea con la Vida misma...

            Y... ¿cuál es la diferencia entre un delirio de esos y un sistema filosófico? Pues que el delirio lo tiene un individuo, y no está ocurriendo en realidad... Los sistemas de pensamiento, las religiones, las ideologías son compartidas por muchas personas, muchas almas... Y... ¿esas cosas sí están ocurriendo en realidad? ¿La historia tiene una lógica secreta que lleva a la revolución? ¿Al final nos morimos y el profesor castiga o recompensa a los alumnos de la vida? ¿El en-sí del concepto es anterior al para-sí? Sí, son diferentes al delirio... porque sí se corresponden de alguna manera con aspectos objetivos de la realidad exterior... Pero... ¿en la base de todo eso? ¿Qué está en la base de todas las concepciones mundiales del humano? Lo humano mismo, esto: la intuición inescapable de que todo es para algo... En todo encontramos una dirección hacia el futuro... Lo bueno y sobre todo lo malo siempre está lleno de sentido... ¡Lo llenamos! Y el sentido nos llena a nosotros... Somos el sentido del sentido, como digo en otra parte... ¿Y cuál término es el primero? ¿El sentido? ¿O el alma? Ninguno. No hay el primero sin el segundo, y cuando está el segundo, ya está siempre el primero. ¿O cuál es el alma que no significa nada?

            Así es Minerva, la personificación de la ciencia... En el sentido antiguo, la ciencia como conocimiento... No los numeritos radicalmente extranjeros al espíritu... ¡Y aún...! El Uno es para nosotros el Todo, o Dios, o algo así... el Dos la pareja, la dicotomía, el Tres la trinidad, etc.... ¡Es que somos ladrones espirituales! ¡Secuestradores! Pobres numeritos... Pero así es Minerva... ¡Muy inteligente! Demasiado, tal vez... la inteligencia cree mucho en sí misma... Cree que todo es comprensible... Así, los filósofos se equivocan por inteligentes... ¡Saben mucho! ¡Más de la cuenta! No hay que saber tanto, esa es la verdad... Para entender no hay que saber tanto...

            Y eso de que todo es para algo... El substrato no experimentable de toda experiencia... Incluso ahora que se lo hago notar, lector, usted está meramente imaginándolo... Y si para de imaginarlo, eso también es para algo... No, no es con Minerva que tenemos que jugar a la casita. Usted y yo sabemos que nada es para nada... ¿Sí? ¿Lo sabemos? ¿Cómo? Si cuando decimos esto, nada es para nada, ya inventamos una manera de vivir que se corresponda con esa idea... Y todo vuelve a ser para algo...

            Esto es la fantasía filosófica... que sabemos y que podemos saber, cada vez mejor, para qué son las cosas... Sí, no es verdad, claro que no... En ese sentido podemos llamarla delirio, también, sin equivocarnos, sin pretender saber tanto... Pero, ¿qué otra opción hay? ¿La fantasía de la no fantasía? ¡La realidad misma! Los que ya por fin comprendieron cómo era la cosa, y no tienen más preguntas... Así me sentía yo cuando me leían la mente... Estaba en la realidad como tal... Había abierto los ojos, parado de dormir... Esas son las metáforas que usamos para meternos más profundamente en la fantasía, pensando que hemos salido... ¿Qué dice, lector, salimos? ¿Hacia dónde? ¿A la realidad? ¿O a la nada? ¡Ojo! Que eso de la nada también tiene todo el sentido...

ACERCA DEL AUTOR


José Covo

Ha publicado las novelas Cómo abrí el mundo (Planeta, 2021), La oquedad de los Brocca (Caín Press, 2016) Osamentas relampagueantes (Caín Press, 2015). A través de su escritura aborda la fragilidad de los conceptos y las fantasías con los que se negocian, entre los miembros de la especie, el problema del estar-aquí. Fue pintor antes de escribir cualquier cosa, soñador lúcido antes de empirista, y cree que el agua le entra al coco desde un adentro más interior.